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Vacunas contra el cáncer, una vía de estudio en pleno desarrollo

Las vacunas basadas en el ARN mensajero han ayudado a poner coto a la covid-19, una tecnología que, sin embargo, se concibió inicialmente para intentar desarrollar vacunas contra el cáncer, un campo fértil de investigación gracias al mejor conocimiento del sistema inmunitario y los desarrollos técnicos.

El jefe de la Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Pulmón H120 del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Luis Paz-Ares, y Puri Fortes Alonso, investigadores del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarrahablan con Efe de qué son las vacunas contra el cáncer y el estado de la investigación.

En este momento las vacunas contra el cancer estan en fase experimental. Lo que sí se usa normalmente son las que sirven para prevenir algunas infecciones que, a largo plazo pueden causar cáncer, es el caso del virus del papiloma o el de la hepatitis B.

Sin embargo, en los últimos años ha habido avances en el conocimiento de los mecanismos que utiliza el tumor para evadir el sistema inmunitario, lo que ha facilitado el desarrollo de estrategias de inmunoterapia, incluidas las vacunas, explica Paz-Ares, también responsable del Servicio de Oncología del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

El jefe del Servicio de Oncología del Hospital 12 de Octubre de Madrid, Luis Paz-Ares. EFE/Foto cedida

A ello se une un importante despliegue tecnológico, como las vacunas basadas en ARN, que se ha visto que funcionan en otros contextos como la covid-19, y la mejora de la tecnología de predicción sobre «qué antigenos pueden ser importantes para ayudar a configurar estrategias de vacunas».

Vacunas contra la terapia del cáncer

Los estudios actuales se centran en vacunas terapéuticas, para cuando el tumor ya existe, y forman parte de las llamadas inmunoterapias, que buscan potenciar nuestro sistema inmunológico para que este lo destruya.

Las vacunas ayudan al sistema inmune a atacar algo extraño, ya sea un virus o un cáncer, «todo depende de cómo se construye», y para ello hay que «diseñar una vacuna que le muestre al sistema inmune qué es lo extraño, diciendo contra qué tiene que ir”, explicó Fortes.

Por lo general, las vacunas van dirigidas contra un antígeno, una molécula extraña, que no existe en los tejidos sanos, a la que ataca el sistema inmunitario.

«En el caso del coronavirus es la proteina Spike, que está en la envoltura del virus y es totalmente ajena a nuestro organismo. En el cáncer, lo ideal es que sea algo propio solo del tumor o preferiblemente de este”.

En el cáncer hay dos tipos de proteínas extrañas contra las que particularmente se pueden dirigir las vacunas, señala la researchia.

Las primeras son proteínas que solo se producen en una fase de la vida, por ejemplo en el embrión, pero que en muchos tumores vuelven a generarse. son los antígenos oncofetales contra los que se puede dirigir una vacuna.

Los segundos son los neoantígenos; se trata de proteínas nuevas que se producen, por ejemplo, cuando aparecen ciertas mutaciones en el ADN de un tumor y que no existen en el resto del cuerpo.

Personalizadas o genéricas

«Ahora somos capaces de predecir mejores condiciones son las cáciones dentro de ese tumor que tiene más posibilidades de ser inmunogénico y que es más fácil que el lugar para tener una respuesta inmune adecuada, lo que óricamente nos ayuda a seleccionar mejor cuál va a la producción de una vacuna más personalizada para un paciente”, concreta Paz-Ares.

Se trata de medicina individualizada, pero la tendencia ahora en la investigación es tratar de identificar neoantígenos que no sólo son antiguos propios del tumor de un individuo, sino los que se producen en varios pacientes y en distintos tipos de cáncer, por ejemplo en el colon o mamá, dados Fortes.

La vacuna incluye así diversos tipos de neoantígenos que se consideran que van a ser comunes y que podrían funcionar contra un tipo concreto de cáncer.

A dia de hoy, aun no se sabe cual de las dos estrategias va a funcionar mejor, si la de vacunas individualizadas o las que sirven para mas personas.

«A lo mejor, para el cáncer del colon funciona mejor una y para el melanoma la otra, las dos posibilidades son buenas», indica Paz-Ares, también presidente de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (Aseica).

En combinación con otras inmunoterapias

La investigación difiere también en qué tipo de vacuna se formula. Algunas se hacen con un virus modificado para expresar un atígeno, también se puede pinchar directamente el atígeno, que son las vacunas de proteínas o péptidos, y ahora se están estudiando mucho las basadas en ARN, de las que también hay varios tipos, enumera Fortes.

En la actualidad, la researchia dirige el Proyecto Blanca, con financiación, entre otros, de la Asociación Española Contra el Cáncer, para una vacuna contra el cáncer de mama triple negativo y el hepatocarcinoma, ambos de mal pronóstico. Para ello usarán técnicas genómicas y diseñarán una vacuna basada en ARN.

Ambos investigadores coinciden en destacar la importancia de vacunas que puedan combinarse con otras estrategias de inmunoterapia, que combatan los mecanismos de inmunosupresión o evasión del sistema inmunitario que utilizan los tumores y que se aplican a los pacientes.

La investigación de vacunas contra el cáncer es un campo «muy activo y relevante», afirma el investigador del CNIO Paz-Ares, en el que «ha aumentado mucho el interés y la esperanza en los últimos años, porque ahora tenemos mucho más conocimiento».

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