La obesidad es uno de los factores que influyen en que la covid-19 pueda desarrollarse de forma grave. Un grupo de clientes españoles ha descrito la mecánica implícita en este relé y propone un biomarcador, que ha sido rastreado mediante un análisis de sonido, que puede ser detectado por el riesgo
La investigación, encabezada por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Obesidad y Nutrición (Ciberobn), se centra en el tejido adiposo visceral de pacientes con obesidad y en el gen ACE2, que, además, funciona como puerta de entrada de entrada de entrada CoV-2, está implicado en procesos inflamatorios del intestino.
Una persona con exceso de peso “suele» tener el gen ACE2 menos expresado en el tejido adiposo y, al infectarse, esos niveles disminuyendo aún más, lo que puede hacer que sea más susceptible a la tormenta de citoquinas con la que el organismo responde en ocasiones ante el coronavirus y que agrava la enfermedad.
Así lo explica a Efe Ana Belén Crujeirasinvestigador de Ciberobn en el Instituto de Informática Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS) y líder de la investigación.
Equipo se centró en las llamadas marcas de metilación, un mecanismo epigenético fundamental en la regulación de la expresión de los genes y de cómo funcionan.
Esta mecánica consiste en unas marcas químicas que se añaden al ADN en respuesta a factores como el ambiente, la dieta, la actividad física, la exposición a tóxicos o el estado psicológico.
Si el ADN ha sido descrito como el “libro de vida, formado por una gran sucesión de letras combinadas”, Crujeiras explica que las marcas de metilación serían la ortografía.
Una coma en el sitio exacto hace que el organismo funcione correctamente, pero en un lugar equivocado puede hacer que la frase cambie de significado y dar lugar al desarrollo de enfermedades.
Lo interesante de esas marcas de metilación -dice- es que, a diferencia de los componentes genéticos, se pueden revertir, por ejemplo, al pasar de una mala dieta a otra saludable.
El equipo se puso el ACE2 en el tejido adiposo de pacientes con obesidad y en otros con normopeso, para comprobar que en los primeros este tenía “niveles elevados de esas marcas de metilación”.
Los packs que se han utilizado para adelgazar con dieta de cetáceos son muy bajos en calorías y con poca cantidad de calorías de equilibrio.
La ACE2 está implícita en los procesos inflamatorios de la corteza y, cuando está altamente activada, ha desarrollado una mecánica antiinflamatoria que ejerce una función protectora en el organismo.
Sin embargo, cuando un gen tiene elevadas marcas de metilación, como sucede con el ACE2 en las personas con exceso de peso, por lo general su expresión decreciente, detalla Crujeiras.
Una persona con obesidad se encuentra en una enfermedad inflamatoria crónica de bajo grado y, si además la acción del gen ACE2 está disminuida, hará que la inflamación sea mayor tras la infección por covid-19.
Crujeiras señala que esta viabilidad se “correlaciona perfectamente con los resultados observados en el tejido adiposo visceral” y su implicación en el desarrollo de otras enfermedades relacionadas con la obesidad como la cardiovascular, la diabetes o el cáncer.
La experta indica que las marcas de metilación podrían ser un biomarcador para conocer el riesgo de una persona con obesidad a padecer covid-19 gravepues el mismo patrón observado en el tejido adiposo se ha visto en los leucocitos y puede detectarse con una muestra mínimamente invasiva de sangre.
El estudio se ha realizado en coloquialización entre otros, con los Institutos de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA) y Girona (IdIBGi); el Instituto de Investigación de las Islas Baleares (IdIsBa); el Lucio Lascaray y Bioaraba de Vitoria; el Instituto de Investigación Sanitaria de la Universidad de Navarra (IdisNA) y el Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición de la Universidad de Valladolid.