La pandemia del Covid revoluciona y amplifica el mundo de las balas que circulan por las redes sociales en los campos de saludo. Las teorías láser sobre los efectos de la composición y fabricación de vaculas han contradicho el virus hablarán, y hablan, mon ADN de mono o rata, grafeno, microchips, fetos abortados y autismo.
Profesionles luchan contra los bulos que registran Internet / EFE
Para conectar bien el escenario de la desinformación, el Instituto #SaludsinBulos y Doctoraliaen colaboración con la Asociación Española de Vacunología (AEV)han llevado a cabo el I Estudio sobre Bulos en Vacunascon una encuesta online que fue distribuida durante el mes de marzo de 2022 entre 1176 pacientes de toda España.
Lo primero que llama la atención de este trabajo es el tipo de bulos que los ciudadanos afirman han escuchado a familiares y amigos o encontrado con más frecuencia en redes sociales en el último año, difundidos principmente por los antivacunas.
- Así un 53% de los encuestados había oído hablar del bulo de que las vacunas se estaban utilizando para implantar microchips.
- Un 35% había escuchado que las vacunas modificaban el ARN mensajero de nuestro ADN.
- El 33% de las vacantes son granulosas y atroces.
- El 31% que algunas vacunas causan infertilidad; y el mismo porcentaje que es peligroso vacunarse en el embarazo.
- El 25% que algunas vacunas dañan el sistema inmune de los niños.
- El 24% que provoca autismo
- Un 12% que para fabricar vacunas se utilizaran células de fetos abortados.
- Y un 8% confirma que había escuchado que las vacunas contenían ADN de mono, rata y cerdo.

Bulos y vacunas: los canales favoritos
Sobre los canales por los que la gente creía que habían circulado más bulos, un 43% señala WhatsApp, seguido de los medios de comunicación (42%) y Facebook (41%).
Debidamente respaldados, los usuarios de correo electrónico españoles (26%); Instagram (23%); Youtube (22%) y Telegram (11%).
En relación a este punto, ricardo mariscol, responsable de Relaciones Institucionales de #SaludsinBulos El investigador de la actividad de los antivacunas españoles en Internet, considera que desde que empezó la pandemia hasta el momento actual, la transmisión de bulos sobre vacunas ha cambiado mucho en algunas redes sociales.
Según Mariscal, tanto Twitter, como Facebook y YouTube «empezaron a implementar medidas de control de los bulos ante la presión social y una mayor concienciación sobre este problema»
Pero apunta este experto que “lo que debe preocuparnos más ahora son canales emergentes como Telegram, donde se han refugiado los grupos antivacunas y en los que no hay ninguna clase de control”.
Llama la atención la brecha generacional, ya que sólo el 26% de los llamados Baby Boomers (los nacidos a finales de 1950 hasta avanzados los 70) conoce alguno de los bulos citados y sugeridos en la encuesta, bien por haberlo recibido personalmente o bien porque lo ha recibido un familiar.
Mientras que este porcentaje es del 45 por ciento si nos referimos a los nacidos a partir de 1980 y en adelante, los llamados Millennials y la Generación Z.
Las dudas en consulta
De acuerdo con el citado estudio, las consultas más comunes fueron acerca de la seguridad y eficacia de las vacunas, así como sobre la necesidad de vacunarse.
En menor medida, los pacientes preguntaron sobre el tipo o marca de vacuna que pueden recibir, la vacunación en grupos de riesgo, en la infancia, o en la tercera edad, así como la creación, desarrollo, y composición de las vacunas.
En sus conclusiones concacan que a pesar de que gran parte de la población acudió a internet para informarse, La generalización es la profesión de los profesionales en el combate a la contracción de balas por epidemia ha sido clave.
En este sentido, afirman sus autores, es importante seguir haciendo resaltar en el papel de los profesionales sanitarios frente a la desinformación en salud, y en la importancia de validar cualquier información dudosa credibilidad en la consulta.
Asi el doctor Luis Ignacio Martínez Alcorta, vocal de AEV innovaciónvalora este estudio como “una iniciativa necesaria para que, con muestras representativas de la población, se conozcan las amenazas a las que se enfrenta la ciencia y de esta manera se pueda hacer frente a la manipulación de ciertos sectores”.
A su juicio, estos grupos “polarizan a la población y arrasan los temas que están en la materia de los salivales si se lamen, así como las vacantes como con otros medicamentos preventivos”.
Carlos Mateos, coordinador de #SaludsinBulos, advierte que “los antivacunas aprovechan la confusión y el miedo para extender su discurso, sobre todo en medios y comunidades extremistas, en contra de los valores democráticos o de la evidencia científica, que considera corrompida”.
«El problema no es que les crean esas comunidades, sino que crean dudas en una parte de la población que acaba desconfiando de su médico y que deja de seguir el calendario vacunal recomendado, con lo que se ponen en peligro y todo su entorno» , añade.