El coronavirus y la posibilidad de una vacuna universal contra los distintos patógenos de esta familia, desde el SARS-cov-2 que origina la covid hasta algunos del resfriado común, centran el artículo firmado por Carlota Dobaño, jefa del Grupo de Inmunología de la Malaria del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación La Caixa.
Por Carlota Dobaño, jefa del Grupo de Inmunología de la Malaria del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal)
La pandemia del COVID-19 nos ha hecho conocedores de los coronavirus, una familia de patógenos de naturaleza muy extensa que ha desatado una de las crisis sanitarias más dramáticas de la historia moderna. Pero el SARS-CoV-2 no es el único coronavirus que puede causar enfermedades.
Hace unos años, algunos países asiáticos sufrieron dos epidemias importantes por coronavirus, el SARS-CoV (2003) y el MERS-CoV (2012), asociados a síndromes respiratorios graves, pero que no llegaron a extenderse por todo el mundo.
En nuestra región convivimos con otros coronavirus endémicos si lo provocan resfriados comunes y distribución estacional (HCoV OC43, HKU1, 229E, NL63). Aparte de estos primos hermanos, más o menos peligrosos, sabemos que el propio SARS-CoV-2 tiene la capacidad de evolucionar, mutando su genoma, dando lugar a variantes más transmisibles y que pueden evadir la respuesta inmunitaria del hospedador.
Esto ha favorecido la emergencia de variantes o linajes como la alfa, la beta, la gamma, la delta y, más recientemente, la ómicron, causantes de varias oleadas de infección por todo el mundo, y que han puesto en riesgo la eficacia de las vacunas.
Por lo tanto, los coronavirus son una familia muy extensa y con elevada capacidad de adaptaciónque pueden incluso saltar de los animales a los humanos, origen de lo que llamamos zoonosis.
A lo largo de los años, expertos en el estudio de microbios con potencial para causar epidemias y especialistas en el concepto de «One Health» se han involucrado en la lucha contra virus como la gripe y los flavivirus, que han provocado brotes epidémicos. Los coronavirus entran dentro de los sospechosos habituales.
Afortunadamente, se encendió vacunas de la COVID-19 desarrolladas en el tiempo record de un año han sido clave para frenar la mortalidad y morbilidad grave de las oleadas iniciales de la pandemia, y por lo tanto potília se convierte en herramientas esenciales para prevenir nuevos posibles coronavirus emergentes.
Una pregunta candente en la preparación para la próxima pandemia es hasta qué punto podemos aspirar a que las vacunas sean universales, es decir, que protejan no solo contra el SARS-CoV-2, sino también ante todos los coronavirus (pancoronavirus), incluidos los que puedan causar la enfermedad-X.
La importancia de la inmunidad cruzada
Ya desde los inicios de la pandemia comenzó a hablarse de un concepto importante en este debate, el de la inmunidad cruzada. considerando la similitud entre los diversos coronavirus¿sería posible que la inmunidad preexistente a otros coronavirusendémicos podría proporcionar cierta protección a algunos individuos, por ejemplo a los niños, más expuestos a los resfriados por HCoV?
En esta línea, en algunos estudios de ISGlobal encontramos asociaciones entre la presencia de niveles más altos de anticuerpos frente al HCoV y la resistencia a la infección y/o enfermedad provocada por el SARS-CoV-2.
Sin embargo, los conocimientos previos sobre la proteina spike de los SARS-CoV y su desarrollo clinico hacia una vacuna permitieron el rapide desarrollo de las primeras vacunaciones de COVID-19, por las similitudes secuencia proteica entre los diversos coronavirus.
Hay evidencias de ello inmunidad cruzada apoyarían el ambicioso hito de conseguir una vacuna universal para todos los coronavirus (pancoronavirus) si se identificaran aquellos epitopos antigenénicos (fragmentos del virus reconocidos por la respuesta inmune) suficientes conservados para trascender las diferencias entre los tipos de virus y sus variantes.
Un favor, sobre todo en cuanto a la respuesta inmune celular, los estudios apuntan a que existe un grado significativo de inmunidad cruzada entre los coronavirus.
Lamentablemente, tenemos grandes desafíos ante las evidencias de que la inmunidad también puede ser especie-especifica y variante-especificasobre todo en lo que se refiere a la respuesta de los estudios neutralizantes.
Vacuna universal vs. vacuna para familias de coronavirus
Con todas estas consideraciones, la comunidad científica considera que una vacuna universal contra todos los coronavirus puede no ser un hito realistapero quizás sí que se podría alcanzar vacunas que funcionaran para aquellas familias de coronavirus que están más relacionadas entre sí, donde la muñidad cruzada pueda despeñar un rol principal.
Para poder diseñar estas estrategias de la forma más eficaz, primero es necesario conocer las similitudes y diferencias entre los diversos tipos de coronavirus y elegir los antígenos más adecuados.
Por ejemplo, según su composición genética, los coronavirus humanos se pueden clasificar en alfacoronavirus o betacoronavirus (a los que pertenece el SARS-CoV-2). Una vacuna podría ser eficaz dentro de una misma familia, pero no entre las dos familias.
Hoy por hoy la mayoria de los puertos tienen como objetivo los sarbecovirusel subgénero de coronavirus que incluye todos los virus similares al SARS, o los betacoronavirusla rama más grande del árbol genealógico (que incluye MERS y algunos coronavirus estacionales del resfriado común).
Para alcancer estas vacunas pansarbecorius es necesario también disponer de formulaciones vacunales más avanzadas que induzcan respuestas de cuerpos y linfocitos más amplias y potentes para minariz el riesgo de evasión inmune de aquellas respuestas que tendrán como diana los fragmentos del virus más divergentes entre especies.
Por ahora hay unos diez candidatos de vacunas en fases clínicas o preclínicas que pretenden ser ampliamente protectoras, basadas en formulaciones de ARN mensajero (mRNA) de segunda generación, parículas virales (viral-like proteins, VLP) o estructuras de mosaicos, que pueden producir respuestas inmunes más robustas y frente a diversas variantes, antígenos y tipos de virus.
Estas aproximaciones no deben confundirse con dos conceptos de los que también se hablan en el contexto de vacunas pancoronavirus y más alda, como son los efectos no especificos de las vacunasy la reacción cruzada de la respuesta inmune entre varios patógenos.
Sobre el primero, un número cada vez más elevado de estudios muestran cómo determinadas vacunas como la BCG (antituberculosis) pueden proporcionar una protección inespecífica frente a otras enfermedades no relacionadas, mediante la potenciación de la respuesta innata y lo que llamamos “inmunidad” entrenada» , que depende de las modificaciones a nivel epigenético.
Durante la pandemia, algunos grupos de investigación han postulado y probado el beneficio que este tipo de vacunas poredian proporcionar frente al SARS-CoV-2.
Sobre el segundo, algunos estudios han informado ciertas similitudes entre secuencias de antígenos de otros patógenos (incluidas bacterias) con antígenos del SARS-CoV-2, debido a que las vacunas existentes podrían brindar una protección inesperada debido a que los epítopos compartidos y la reactividad cruzada entre microbios desaparecen.
Si serán necesarios estudios que confirmen el alcance e impacto de este fenómeno emergente.
ante el incremento sustancial de infecciones y reinfecciones por las variantes 4 y 5 de ómicron más transmisibles y capaz de evadir la respuesta inmune —incluso entre los vacunados—, y frente al riesgo de aumento de casos de COVID-19 graves y/o persistentes y de nuevo colapso sanitario, no hay motivo para no acelerar con la misma agressividad que se hizo en 2020 las nuevas generaciones de vacunas nasales dirigidas a prevenir infecciones más efectivas (mediante la inmunidad mucosal).
Y aquellas nuevas vacunas universales para los coronavirus que sen capacidades de proporcionar una inmunidad cruzada amplia frente a las variantes existentes suficientes y las nuevas variantes X que aparecen en los próximos meses”.