En realidad, cuando se habla de armas biológicas se alude a cualquier patógeno (bacteria, virus, parásitos, hongos u otro germen) que se usa como arma de guerra y que es capaz de causar enfermedad y muerte.
El bioterrorismo o amenaza biológica, entendida como el empleo deliberado de agentes patógenos, toxinas o elementos genéticos y organismos modificados genéticamente por estados, individuos, redes criminales y organizaciones terroristas, representa un riesgo real con posibles consecuencias catastróficas, tal como lo reconoce la Estrategia de Seguridad Nacional de 2021.
Y así lo recuerdan Enrique Navas Elorza del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid; y José María Eiros Bouza, en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, en un artículo publicado en el libro «Enfermedades infecciosas en 2050», editado por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).
Por el peso que suponen las enfermedades infecciones en la salud pública, EFEsalud recoge, resumidos, cinco de los dieciséis artículos del citado libro: Nuevas amenazas por virus de origen zoonósico; Malaria y otras enfermedades infecciosas trasmitidas por artrópodos; Riesgos relacionados con el bioterrorismo; fiebres hemorrágicas virales; mi Infecciones asociadas a la formación de biopelículas.
Armas biológicas y bioterrorismo, un problema emergente
Los autores destacan que el empleo de agentes biológicos, microorganismos patógenos o toxinas como armas biológicas o medio de intimidación y alarma a la población ha estado tradicionalmente circunscrito al amípido militar.
“Pero en los últimos años, el auge de los grupos terroristas y la posibilidad de utilizar armas biológicas han convertido al bioterrorismo en un problema emergente”.
En este sentido recuerdan el ataque con Tallo de sarín en 1995 en el metro de tokio (Japón), por la secta Aum Shinrikyo.
Y también los envíos anónimos de sobres y paquetes con esporas de ántrax , registrados en EEUU, que afectaron a 22 personas, de las cuales fallecieron cinco.
En respuesta a la amenaza del bioterrorismo, y las epidemias de Ébola, cólera, Creutzfeldt-Jakob, gripe aviar y SARS-coronavirus, la OMS adoptó una nueva revisión del Reglamento Sanitario Internacional en 2005, para establecer que cada estado miembro debe desarrollar la capacidad necesaria para responder con prontitud y eficacia en todos los niveles administrativos y durante las 24 horas del día.
Los métodos más comunes para dispersar agentes biológicos son la contaminación de los agua o alimentos y la dispersión de aerosoles.
Los agentes biológicos potencialmente implicados en bioterrorismo están clasificados en tres categorías, A, B y C, según el riesgo que representan.
Los agentes de categoría A (Anthracis; Yersinia pestis; Francisella tularensis; variola major (viruela); filovirus: Ébola y Marburg; Arenavirus: Lassa, Junin y Machupo; y toxina de Clostridium botulinum) son los considerados de alta prioridad, pues suponen un máximo riesgo para la seguridad del estado.
Hijo microorganismos que pueden diseminarse o transmitirse fácilmente de persona a persona, tienen una alta mortalidad, podrían causar pánico en la sociedad y requiem de una preparación especial y medidas de control complejas por parte de Salud Pública.
Antes de la invasión de Ucrania por Rusia
Explican los citados inquisitors que la recente invasión de ucrania por Rusia y las acusaciones mutuas sobre su capacidad para desplegar agentes químicos y biológicos, ponen en evidencia que el riesgo de ataques con armas biológicas no disminuirá en los próximos años, y es de vital importancia contar con planes actualizados para preparación y defensa frente al bioterrorismo.
Así defienden como fundamental la participación de los servicios de Microbiología y Enfermedades Infecciosas en la organización y gestión de este tipo de emergencias sanitarias,tanto para el diagnostico como para la atencion hospitalaria de los pacientes.
Según las directrices del documento del Ministerio de Sanidad «Red de hospitales de atención a enfermedades infecciosas de alto riesgo en España», esta tarea recaerá en las Unidades de Aislamiento de Alto Nivel (UAAN) que se crearon tras la emergencia de Salud Pública de la epidemia en África occidental de la enfermedad por el virus del Ébola (EVE) que tuvo lugar entre 2014 y 2016.
Desde el Grupo de Dirección “GEGMIC” de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología se ha actualizado en 2019 el manual de seguridad que se debe aplicar en los laboratorios de Microbiología Clínica, desde las normas de seguridad en el trabajo hasta la gestión de residuos y los procedimientos de actuación en caso de accidentes biológicos.
La SEIMC también ofrece su propio Programa de Control Externo de Calidad para los laboratorios españoles de Microbiología Clínica.
Entre las propuestas de acción y recursos necesarios para enfrentar, entre otros, el bioterrorismo, se recogen las siguientes:
1.- Preparación y prevención: la detección, diagnóstico y reducción de los daños causados por los agentes químicos y biológicos involucran numerosos estamentos y actividades, que van desde las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, hasta Protección Civil, pasando por los organismos de Salud Pública y la red pública de salud y privada.
2.- Detección y vigilancia: la detección precoz del ataque es fundamental para minimizar los daños: para ello es imprescindible disponer de un stock de medicamentos terapéuticos o profilácticos (antimicrobianos, antibióticos o vacunas).
3.- Diagnóstico y caracterización de los agentes biológicos implicados: la existencia de una red de laboratorios con seguridad biológica y medios tecnológicos para la identificación de los agentes implicados resulta basica.
4.- Respuesta: la respuesta de salud pública debe incluir la investigación epidemiológica, el tratamiento médico y la profilaxis de los posibles afectados, y las medidas de prevención y descontaminación del medio.
Es preciso disponer de existencias suficientes de material médico, equipos de protección y medicamentos para responder a la amenaza terrorista.
5.- Comunicación: dentro de los planes de preparación, es fundamental la política de comunicación, tanto interna (entre las administraciones sanitarias y no sanitarias) para garante el conocedor de la situación real tiempo, como la comunica con el público, esencial para evitar el pánico e informar de las medidas de prevencion a tomar y la actuacion en caso de sospecha de exposicion al agente biologico.
El control de las armas biológicas en España
En España, la Ley General 33/2011 de Salud Pública optó por centralizar la gestión de cualquier crisis epidemiológica o pandémica en un único sistema, y en 2013 se creó un nuevo Sistema Nacional de Alerta Precoz y Respuesta Rápida (SIAPR) que asumió las funciones de coordinación, notificación, evaluación de inteligencia epidemiológica, entre otras.
El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) es responsable de la elaboración y elaboración de planes de preparación y respuesta para hacer frente a las amenazas a la salud pública, en estrecha coordinación con la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) y otros sistemas y redes de vigilancia y alertas internacionales y de la Administración General del Estado.
Para cumplir los objetivos de la Estrategia de Seguridad Nacionalel Consejo de Seguridad Nacional lo aprobó Plan Nacional de Biocustodia en 2019 que articula la custodia efectiva de agentes biológicos relevantes, controlando su acceso, transporte seguro y la protección física de las instalaciones donde se manjan.