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Enfermar es humano: el medico, un mal paciente

Enfermar es humano, pero paradójicamente los médicos no lo tienen nada claro cuando son ellos los que se ponen malos. En general, tienen dificultades para hacerse pacientes y automedicarse ante los primeros síntomas, acuden a un compañero entre pasillos, en vez de pedir una cita regular, hacen un seguido de su proceso patológico y muchos van a trabajar a pesar de su mal Expresar.

Médicos de la UCI atienden a un paciente del Coronavirus. EFE/Juan Carlos Cárdenas/Archivo

Esta realidad se refleja en los siguientes porcentajes: el 90% de los profesionales utiliza la automedicina en procesos banales y el 60% recurre a otro socio informal, tal y como indica el informe “Enfermar es Humano: cuando el paciente es el médico”.

Presentado en el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM).

Dirigido por él Grupo de Investigación en Bioética de Aragón (GIBA-IIS Aragón), ha contado con la colaboración de la Fundación para la Protección Social (FPSOMC) y la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la universidad de zaragoza y el Colegio de Médicos de Zaragoza.

“Desde que ingresamos a la Facultad de Medicina nos han enseñado a cuidar a los demás, pero nunca nos han dado herramientas para cuidarnos a nosotros mismos y es fundamental que pensemos en el autocuidado como parte fundamental de la calidad de atención que brindamos. proporcionan y como parte esencial también en la seguridad de nuestros pacientes”.

Así lo ha expresado la doctora Manuela García Romero, vicepresidenta segunda del Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM), al presentar este informe que, a su juicio, «es clave para seguir contribuyendo a detectar y eliminar esa resistencia que puede llevar a que la enfermedad del profesional finalmente se complique y discurra por circuitos alternativos».

“Cuando el médico enfermo surge un conflicto de roles: ser el paciente cuando nos hemos formado para diagnosar, tratar y cuidar nos situata al otro lado de la mesa, en un escenario no aprendido”, consideró por su parte María Pilar Astier, médica de Familia y asesora tecnica de calidad y seguridad del Instituto Catalán de la Salud.

Por los tanto, ha añadido, la reacción inmediata es tratar de resolver el problema de salud por uno mismo: autodiagnosticarse y autotratarse. Cuando el proceso se alarga, consultas hacer de pasillo a compañeros de tal forma que en ocasiones los diagnósticos se retrasan y los seguirios no se hacen de forma organizada”.

«No estamos formados para diagnosticar y tratar, y no asumimos nuestro rol de paciente. No se enseña esta posibilidad en la universidad y luego no se dedica tiempo para considerar esa circunstancia a lo largo de la vida profesional, ya que estamos orientados a atender a nuestros pacientes”.

La investigación ha partido de tres perspectivas: la experiencia del profesional que enferma; la experiencia de aquellos que le atienden; y la opinion de todos los profesionales de la Medicina que en algun momento de su vida han estado o podran estar enfermos o bien convertirse en medicos de companeros que enferman, ser medicos de medicos. Asimismo contempla la perspectiva de género.

Y es “llamativa la tendencia de acudir a trabajar estando enfermos como forma de expresar nuestra responsabilidad hacia pacientes y compañeros. Y cuando nosotros mismos somos médicos de otros médicos, reconocemos la dificultad que ello conlleva y se refleja en distintos problemas éticos y clínicos que se plantean en la comunicación, en la información, en el seguimiento…”, dicen desde el equipo investigador .

medico mal paciente
FOTO EFE/Lavandeira jr

El medico, un mal paciente: datos y sentimientos

De hecho, han constado que el 90% de los profesionales se automedican en procesos banales sobre su propia salud y que cuando estos procesos ya no son tan leves, sino que revisten cierta seriedad, la mayor parte de ellos, el 60%, recurren a otro compañero, a un colega de profesión, y lo hacen, además, de una manera completamente informal, entre pasillos.

En este sentido, se incide la importancia de tener un referente de salud, porque de hecho el 50% de los virones médicos en activo no tienen o no conocen a su médico de familia y 1/3 de las mujeres tampoco.

Destaca también en el informe que el 20 % de los médicos residentes se automedica con ansiolíticos o con hipnóticos sin ningún tipo de consulta ni de valoración por otro compañero también.

En cuanto al presentismo y entre los médicos residentes que llevan muy poco tiempo ejerciendo, hasta un 70%, habien acudido a trabajar enfermos.

«Los médicos expuestos sienten que tienen la responsabilidad de ir siempre al lugar de trabajo incluso estando enfermos para no perjudicar a sus compañeros ni superbarcargarles y no sentir que abandonan a sus pacientes», han.

Entre las estrategias que han puesto de futuro, destacan la necesidad de sensibilizar a la población en general, a los profesionales y a la institución sanitaria acerca del proceso de enfermar de los médicos e implicar a la institución en la detección de factores de riesgo laboral que a la salud de los medicos.

En las entrevistas personales realizadas para el estudio, los médicos residentes del MIR expresaron esta realidad: “cuando un médico enfermo, con conocimiento, la ansiedad no viene solo por el diagnóstico sino porque sabes algo más que el pronóstico…”

«Tuve un momento de bilidad por así decirlo al verme sola, con ese diagnóstico y que me gresaban, que tenía que tomar una medicación unos meses, la primera noche sola allí en el hospital… pues sí, el sentimiento que me invadió sobre todo es el de soledad y miedo…”

A lo largo de todas las fases de su proceso de «duelo» (miedo, negación…), el docente experimenta numerosas emociones que tieen que ver no sólo con la vulnerabilidad asociada universalmente a la enfermedad, sino también con su personalidad, identidad y conflicto. de rol…

Los entrevistados frecuentemente hablan directa o indirectamente de la negación, entendiendo esta como la dificultad para aceptar la realidad de la enfermedad en todos sus aspectos: posibilidad de recibir un diagnóstico de gravedad, recomendaciones de tratamiento, pérdida de capacidades para realizar su trabajo habitual.

Y en este informe así lo reflejan los profesionales con una carrera ya asentada: «Pasaron unos meses hasta que yo fui consciente, las personas que estaban alredero se daban cuenta, pero yo no me daba tanta cuenta de que necesitaba ayuda y me la intentaba dar por mí solo sin buscar ninguna ayuda….. “ .

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