¿Qué papel juega la alimentación consciente en relación a la sostenibilidad? ¿Cuáles son los beneficios para nuestra salud al apostar por un consumo consciente? Respondemos a estas cuestiones con Noelia López, nutricionista de Nestlé en España, en un nuevo episodio del podcast ‘A gusto con la Tierra’.
Elegir productos frescos y de proximidad es esencial para llevar una alimentación consciente y sostenible. EFE/Kai Försterling
La consciencia es una palabra cada vez más escuchada y que deberíamos incluir en nuestro vocabulario. En el podcast de A gusto con la Tierraconducido por Henar Fernández, profundizamos en el concepto de alimentación consciente que, de alguna manera, siempre ha estado presente en diferentes programas.
La alimentación consciente está relacionada con la alimentación laxante que forma parte de alimentos saludables con un impacto medioambiental mínimo y precio razonable.
La salud es una concepción muy simple. Mantener una conciencia sobre lo que estamos comiendo y el entorno en lo que hacemos puede tener relevancia en nuestra salud.
Actualmente, los malos hábitos en la alimentación y el sedentarismo son responsables de buena parte de las enfermedades que nos sucedieron.
Por ello, la nutricionista Noelia López explica que la alimentación consciente o mindfulness es “una herramienta que podemos utilizar y nos acerca a una alimentación más saludable, especialmente a la adquisición de buenos hábitos”.
¿Cómo podemos ser más conscientes en la alimentación?
López señala que “puede ser fácil adoptar este tipo de alimentación, ya que tenemos automatizados muchos procesos en nuestro día a día”.
No obstante, la conciencia debería ayudarnos a crear el hábito de reflexionar y preguntarnos si somos responsables en nuestros actos diarios.
Llevar una alimentación consciente requiere cambios en la forma de vivir y consumir, por lo que supone un esfuerzo al principio.
Podemos ser conscientes a la hora de hacer la compra eligiendo productos más saludables o comprando productos frescos, de temporada y de proximidad y también dando importancia al origen de los alimentos que compramos.
Una forma de autocuidado
La alienación consciente sigue pretendiendo ser conciencias conscientes de los procesos fisiológicos y emocionales de la alimentación.
Algunas claves son conocer más los alimentos que ingerimos, saborearlos e intentar diferenciar el hambre físico del emocional.
La nutricionista apunta que cuando estamos más atentos al proceso de comer y somos más conscientes a la hora de sentarnos a la mesa “veremos cómo podemos ser más sostenibles”.
La alimentación consciente es una forma de autoclave. La mayoría de las veces nuestros momentos de autocuidado se basan en patrones que son automáticos y fruto del contexto en el que hemos crecido.
Algunos procesos muy interiorizados son la cultura de la dieta que lleva a controlar la alimentación de forma obsesiva o viene delante de la televisión o el móvil y de forma rápida, entre otros.
Son hábitos difíciles de cambiar y lo que consigue el mindfulness es ser un entreno para este tipo de comportamientos automáticos.
Hay que hacer que el momento de la comida sea más racional, no automático y es un proceso progresivo para ir mejorando.
Beneficios de la alimentacion consciente
Comer con conciencia favorece que conozcamos en todo momento lo que ingerimos y nos ayuda a controlar las cantidades y disfrutar del alimento.
Evitamos que la ingesta sea un acto automático y comamos por ansiedad, tristeza o aburrimiento.
Siento que la aliasación pasa a ser un proceso consciente y placentero que realiza la función fisiológica.
Hay distintos gestos que pueden aportar grandes beneficios a nuestra salud como reducir los antojos, evitar el consumo excesivo de ciertos alimentos y calcular el tamaño de las porciones o raciones.
es planificador de menúshay un vídeo que explica cómo deberían ser las raciones para cada grupo de alimentos ya seguir las recomendaciones de alimentación saludable.
El principal beneficio de una alimentación más consciente es evitar conductas nocivas en el momento de comer y que generen un impacto negativo en nosotros.
Esta priectica requiere un entrenamiento cognitivo, conductual y emocional. De esta manera, todo ello nos permite tener mayor autocontrol.
López recuerda que “lleva tiempo y no tenemos que frustrarnos, si no lo conseguimos tan rápidamente”.
Por ello, se pueden empezar con pequeñas cosas como diferenciar entre el hambre fisiológico y psicológico, disfrutar de cada mordisco o valorar el sabor, aroma, textura y color.
Asimismo, debemos prestar atención a cuando nuestro cuerpo nos avisa que hemos comido suficiente y no necesitamos seguir comiendo, no comer con el ordenador o la televisión y masticar suficientes veces cada bocado (30 segundos).
En definitiva, se trata de prestar atención no solo a los alimentos que consumimos, sino al propio momento de la ingesta.
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